Hacer tu propio pan es muy satisfactorio, y si bien es un proceso bastante largo, es también muy sencillo.
Estamos muy acostumbrados a comer pan diariamente, y suele ser un pan de lo más normal, soso y que se pone duro en pocas horas.
El hecho de hacer pan casero tiene muchas ventajas, como saber qué es exactamente lo que nos comemos, poder eliminar ingredientes que no nos interesan, como grasas saturadas, excesos de sal o incluso gluten si tenemos algún conocido celiaco.
Además, así como los vinos pueden ser combinados de múltiples formas con la comida, podemos jugar con diferentes panes, según la ocasión.
Para esta primera receta de pan, hemos elegido uno bastante normal, básico, pero delicioso. Se trata de un pan con semillas. Actualmente hay miles de recetas de panes con semillas, esta contiene sólo dos tipos, sésamo y pipas de girasol.
Este pan es blanco, ya que no se usó harina integral para realizarlo, por lo que es un pan perfecto para acompañar cualquier comida, e ideal para hacer tostadas dulces.
Ingredientes del pan:
- 475g de harina de fuerza
- 50g de mantequilla en pomada
- 300 ml de agua tibia
- 10 g de levadura
- 2 cucharadas de semillas de sésamo
- 2 cucharadas de pipas de girasol
- 1 cucharada de sal
- 1 pizca de azucar moreno
Ingredientes decorativos:
- 1 cucharada de pipas de girasol
- 1 cucharada de semillas de sésamo
- 1 chorrito de leche
Preparación:
El proceso para hacer pan es bastante largo, no porque se necesite mucho tiempo de cocción, o porque se requiera mucha elaboración, sino por los tiempos de espera entre los diferentes pasos.
En primer lugar, se deben mezclar los ingredientes secos, que en este caso son la harina, la sal, el azúcar y las semillas en un bol. En caso de que la levadura que se usa sea química (en polvo) se debe añadir a esta mezcla al ser seca. Todos estos ingredientes han de ser bien mezclados para minimizar la cantidad de grumos que pueden aparecer.
Posteriormente, se va añadiendo el agua poco a poco a los ingredientes secos, amasando lentamente e integrándola. En caso de usar lavadura fresca, esta debe ser desmigada a mano y disuelta en el agua tibia.
Una vez se tiene una masa consistente y que no se pega a las manos (en caso de ser demasiado pegajosa solo hace falta añadir un poco de harina), se añade la mantequilla en pomada y se vuelve a amasar (este doble amasado nos aportará más esponjosidad al pan).
Cuando se integre la mantequilla totalmente, se debe dejar reposar durante 2 horas para que la levadura haga su efecto y crezca. Lo idóneo es tapar la masa con un paño seco y colocarla en un lugar cálido, que no caliente, para ayudar a la levadura.
Pasado ese tiempo, se amasa de nuevo y se dispone en el molde para horno, se baña con un poco de leche y se rocía con semillas de sésamo y pipas de girasol para decorar.
Según el tipo de levadura, se puede meter al horno directamente o dejar que haga una segunda leva en el molde durante una media hora más.
Una vez terminados los procesos de elevado, se mete en el horno, precalentado previamente a 200ºC durante 30-40 minutos, dependiendo del tipo de horno.
Tiene buena pinta y no parece dificil! Lo haré!
Muchas gracias Licida, anímate a hacer tu pan y ya verás qué bueno sale!
Lo que no me gusta es tener que hacer el pan con tanta antelación pero si dices que sale bueno y es fácil lo probaré.
Muchas gracias Pepe por el comentario! El tiempo de espera es largo, pero es para que la levadura tenga tiempo para hacer que el pan sea esponjoso. Tengo más recetas, algunas requieren menos tiempo, sigue atento al blog!